Desde 1996, el volcán Turrialba empezó a dar señales de actividad. Aún así, las personas podían visitarlo e incluso descender a su complejo de tres cráteres, donde la vegetación y la fauna aprovecharon el reposo del coloso para convertirlo en su casa.
A partir del 2010, el volcán empezó a tener cambios visibles en su complejo de cráteres. El cráter activo, ubicado al suroeste y llamado Murciélago, se ensanchó. Su temperatura subió, lo mismo que la emanación de gases.
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Desde entonces, el volcán ha ido limpiando sus conductos y, como estratovolcán que es, se construye a sí mismo.
En octubre de 2014 ocurrió una de las erupciones más importantes. "Esa erupción destrozó una pared interna y la distancia entre el cráter Murciélago o Suroeste y Central es cada vez más corta, al punto de que pueden llegar a unirse", destacó Raúl Mora, vulcanólogo del programa Preventec de la Universidad de Costa Rica (UCR).
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El suelo en el complejo de cráteres exhibe una serie de cráteres de impacto, provocados por el material que erupta el volcán.
"Son cráteres de impacto de hasta tres metros de diámetro. Eso nos indican un ambiente muy violento y grotesco. Todos estos cambios debemos documentarlos para entender como la actividad va cambiando y modificando las geoformas internas y externas", dijo Mora.
Según Javier Pacheco, sismólogo volcánico del Observatorio Vulcanológico y Sismológico de Costa Rica (Ovsicori-UNA), entre 1995 y 2010, la actividad del volcán fue migrando hacia el oeste y ahora parece estar devolviéndose al este.
"Lo que hemos visto a partir del 2010 es que la actividad está devolviéndose hacia el este. En el 2011 se abrió otra boca en la parte central y en el 2012 se abrió una tercera. A partir del 2014, cuando empezó la actividad más importante, toda la actividad se ha concentrado al este del cráter", explicó Pacheco.
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CRONOLOGÍA DE UN DESPERTAR
Etapa pre eruptiva
1996
Se presentó una irregular actividad solfatárica y sísmica. Investigadores italianos tomaron muestras de gases y observaron cambios químicos. "Ya no nos podíamos comer el sándwich en el lugar de siempre debido a los gases, se quemaron los arbustos de mora, se espantaron los murciélagos y ya teníamos que ponernos máscara para hacer las mediciones", relató Mora.
2001
Las mediciones tomadas en las fumarolas registraban temperaturas entre 85 y 90 grados en el cráter Murciélago o Suroeste.
"El cambio más significativo en estas fumarolas fue el escape de gas de una grieta preexistente entre diciembre de 2001 y enero del 2002, con el mismo alineamiento de los cráteres (suroeste a noreste), cuya temperatura superó los 90 °C, quemó la vegetación circundante y provocó la precitación de alunita", escribieron investigadores de la Red Sismológica Nacional (RSN: UCR-ICE) en un artículo publicado en la Revista Geológica de América Central (2004).
"Se presentaba un sistema hidrotermal que tiene que ver con movimientos de calor en la parte superficial, es decir, se estaba calentando el agua superficial", explicó Mora.
2003
La sismicidad era más frecuente y tenía una mayor magnitud. Las fumarolas empezaron a registrar altas temperaturas (entre 40 y 100 °C). "La transición de un volcán que pasó inactivo en el siglo XX a uno activo se logró identificar gracias a la sismicidad y las fumarolas", acotó Pacheco.
2005
El volcán incrementó en sismos, emisión de gases y lluvia ácida. "A partir del 2005, el sistema se volvió más magmático, acompañado de cambios físicos y químicos, como el aumento de la temperatura en las fumarolas y dominancia de dióxido de azufre, que es un gas de origen magmático", destacaron investigadores de la UCR y del Istituto Nazionale di Geofisica e Vulcanologia de Italia (INGV) en un estudio publicado en la Revista Geológica de América Central (2015).
2007
Aparecieron nuevas fumarolas con temperaturas superiores a los 100 °C, las cuales estuvieron acompañadas por cerca de 100 microsismos diarios. "En marzo de 2007, la gente se asustó porque vio, por primera vez, un penacho de gas que se levantó sobre el volcán", manifestó Mora.
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2009
Se incrementó la sismicidad (alrededor de 70 microsismos diarios) y se presentó un mayor ruido volcánico. En diciembre, la fumarola Árbol Quemado se ensanchó y esto aumentó la salida de gases, cuya temperatura era superior a los 250 °C.
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Etapa eruptiva
2010
Tras 146 años sin erupciones, el 5 de enero ocurrió una erupción freática y, con ella, inició el actual periodo de actividad del Turrialba. "Las erupciones freáticas son las más simples. No tienen lava, tampoco hay material juvenil, implica solo un aumento de temperatura y un levantamiento de ceniza", explicó Mora.
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Esa erupción formó dos bocas intracratéricas de donde emanaba dióxido de azufre en estado de combustión, incandescencia y ocurrían esporádicas salidas de ceniza. Esas dos bocas se unieron el 8 de enero y formaron una sola, la cual se llamó Boquete 1-2010.
En febrero y marzo del 2010, las paredes internas del Boquete 1-2010 colapsaron y se erosionaron, haciéndolo aún más grande.
En los alrededores del cráter Murciélago, el que se encuentra actualmente activo, apareció una zona fumarólica con temperatura de 531 °C. Los investigadores observaron incandescencias y dióxido de azufre en estado de combustión. Asimismo, se formaron dos plumas de gas en el flanco este del cráter Murciélago.
2012
En presencia de vulcanólogos, en la fumarola Árbol Quemado, ocurrió un flujo de azufre que avanzó 100 metros hasta ingresar en el cráter Central. "El azufre se funde a 120 grados. Eso quiere decir que estaba en estado sólido y algo lo fundió, lo que indicó un incremento de temperatura en el sistema", explicó Mora y agregó: "A nivel histórico, documentado en la bibliografía, solo han habido dos ocasiones en que alguien ha visto en directo un flujo de estos en el preciso momento en que ocurre".
El 12 de enero se presentó una nueva erupción freática que formó otra boca, la cual se llamó Boquete 1-2012. Seis días más tarde, una nueva erupción ensanchó Boquete 1-2012.
2013
El volcán volvió a presentar una erupción freática con exhalación en ambos boquetes. "Lo que demuestra un origen común de presión y a su vez conexión de las fisuras del volcán", comentó Mora.
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2014
El 29 de octubre, un incremento de la temperatura de las fumarolas (hasta 725 °C) así como tremores constituyeron las primeras señales de la explosión que se daría un día más tarde.
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"Ocurre un incremento de presión, posiblemente por los gases magmáticos que llegan a romper el techo de la cámara magmática, también llamado carapacho o caparazón. Se da el ascenso del magma por descompresión del sistema, el cual posee una actividad eruptiva freática inicial, acompañado por pequeñas cantidades de magma. Dicha explosión hace que una de las paredes del cráter colapse y se destruya en gran parte, enviando gran material al sector Noreste, junto con bloques y algunas bombas", relataron los vulcanólogos de la RSN en su informe.
El 30 octubre se dio una explosión estromboliana. "Se da por un nuevo ascenso del magma desgasificado que se levanta cientos de metros, con explosiones internas de las rocas, que se desintegran entre sí y conforme aumenta la tasa de magma, la columna de material aumenta y comienza a enviar bombas de manera dirigida hasta los bordes del cráter Central. Asimismo, hay aporte de bloques de las paredes y el conducto, que llegan hasta el fondo del cráter Central", indicaron los vulcanólogos de la RSN.
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2016 - 2017
En mayo, la actividad se tornó más sostenida y se prolongó hasta inicios de agosto. El volcán se mantuvo emanando ceniza, gases y rocas incandescentes en periodos eruptivos que, en vez de tardarse años, se daban en meses.
En setiembre se registró una actividad significativa, la cual provocó que, el día 22, la columna alcanzara dos kilómetros de altura. En octubre también se dio una erupción que se elevó hasta los dos kilómetros.
"Todo este tiempo, el volcán ha estado limpiando los conductos", advirtió Mora.